Teaser Monday: Nada Que No Desees de Tessa Cooper.

Buenos días chicuelos,

Otro lunes más para enseñaros un fragmento de una de las lecturas que he tenido la oportunidad de disfrutar estos últimos días, así que la entrada de hoy es el Teaser Monday de Nada Que No Desees de Tessa Cooper.

En unos días podréis disfrutar de la reseña, pero puedo adelantaros que es una de esas novelas que han ido atrapándome poco a poco y que me han despertado la curiosidad página a página. Así que os invito a disfrutar de estas breves líneas para abrir boca.

Os garantizo que este breve extracto no hace justicia a una novela autopublicada muy bien construida y editada, que ha conseguido mantenerme enganchada una historia de la que no he podido intuir como iba a desarrollarse y me ha regalado numerosas sorpresas.

Espero que lo disfrutéis y ver vuestros comentarios 💕

     Roberto sabía que Tessa nunca sería consciente de lo mucho que se odiaba a si mismo.

     Que olvidara que se habían acostado. Eso le acababa de pedir. Cuando ni el mismo era capaz de sacársela de la cabeza.

     Cinco peldaños y, en menos de un minuto, llegarían a su habitación.

     Admitió que en algo tenía razón: su reacción había sido fruto de sus palabras. Pero no por el motivo que ella creía. Él, especialista en salir con mujeres una sola noche y en no recordar el nombre de algunas de ellas a la mañana siguiente, se sintió mal por conseguir que ella creyese que no le importaba. Porque de Tessa no había olvidado nada.

     Se pasó las manos por el pelo y le vino a la mente su cara de sorpresa, rabia y tristeza cuando se encontraron en la oficina. Se había pasado el domingo con el móvil entre sus manos, pero no supo qué escribirle. Pero eso poco importaba, porque no llegó a hacerlo, y porque cuando se cruzaron sus miradas, fue incapaz de reaccionar.

     La culpa lo removió por dentro.

     Ella decía que no podía estar en guerra con su jefe. Mientras, él sentía que libraba la suya propia contra sus sentimientos, sus bases y todo lo que había dado por válido en los últimos años. Y ella, quisiera o no, saldría malparada. Representaba todo aquello de lo que Roberto llevaba huyendo la última década. Y aun así, no podía apartarse de su lado.

     —Este es mi dormitorio. —Se giró junto en el instante en el que Tessa se lamía los labios. E hizo lo único que debería prohibirse a sí mismo: pasar su dedo índice por a zona húmeda. Tessa dio un paso atrás—. Gracias por escucharme. —Bajó su mano y cogió el pomo de la puerta.

     —No. Gracias a ti. Por lo poco que te conozco, sé que te ha costado disculparte. —No lo miró al hablar.

     —¿En serio crees eso? Cuando tengo que pedir perdón, lo hago. En ocasiones, tarde, pero lo hago. —Se agachó y busco sus ojos.

     —No sé... —La duda cubría su rostro, pero la animó a continuar con una sonrisa—. He visto dos versiones de ti. En la primera, se me hace impensable que no puedas hablar de lo que sientes, de lo que opinas. En la segunda... —Sacudió la cabeza a los lados —. Esa no me gusta. Nada.

     —Quisiera decirte que soy mi primera versión casi siempre.

     Estaba a punto de saltarse todas las líneas rojas establecidas en su cabeza. Y casi no le importaba.

     —¿Y por qué no puedes? —Le tembló la voz.

     — Porque lo que está a punto de suceder no lo demuestra.

Abrió la puerta de su habitación y, tras cogerla por un brazo, la metió dentro, cerró y la empotró contra la hoja de madera.

     —¿Qué haces? —Sus ojos brillaban por la excitación. O, al menos, quiso pensar eso, porque no soportaría que ella le tuviese miedo.

     Hizo aquello que ya era su obsesión: recorrió las pecas de su nariz con la yema de los dedos, mientras que, con la otra mano, le retiró un mechón de la cara.

     Se agachó y, con la voz cargada de intenciones, susurró:

     —En realidad, nada que no desees tanto como yo.

     Le mordisqueó el lóbulo de la oreja y se apartó. Aún sentía su cuerpo arder junto al de ella, pero dejó de estrecharla. Si quería irse, le daría la oportunidad.

     

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