Teaser Monday: El Accidente De Mi Vida de Marta Lobo

Hola chicuelos, 

Arrancamos... hoy es lunes, y como la semana a veces se hace larga como un día sin pan (vaya tela la fresca que acabo de soltar cual madre aleccionando a un hijo) nada mejor para arrancar agustito y afrontar la cuesta arriba que un sorbito de ambrosía, de la bebida de los dioses, en forma de fragmento literario.

Hoy en el Teaser Monday: El Accidente de mi Vida de Marta Lobo, una novela al más puro estilo chick-lit, divertida, descarada, a veces insolente, llena de amor, de amistad y de mucha calidad literaria.

No me enrollo más y os dejo disfrutar de la que en breve será la novela reseñada en el blog, corred a haceros con un ejemplar si queréis reír, sentir y disfrutar.... la que avisa no es traidora.

Porque chicuelos míos.... esto tendría que llevar un aviso de altamente adictivo... si seguís leyendo estaréis perdidos.

Espero que lo disfrutéis y ver vuestros comentarios 💕

En el baño hay más cola que en la barra. Saco mi móvil para matar el tiempo y justo detrás de mí un par de chicas comienzan a hablar.

—¿Pero le has visto? Tiene una sonrisa que te mueres. —Las dos sueltan una risita que me hace a mí sonreír—. Es super guapo. De esos guapos que duelen. Además, no hay anillo en su mano. Eso me da vía libre. —Sigo observando de reojo por el espejo y veo que la que habla es la Malibu piña—. Esta noche le hago ver las estrellas.

—Pues yo me quedo con sus amigos. Eso de que sean hermanos —emite un gemido—, me pone como una auténtica perra. —¿Está hablando de mis hermanos?

Me doy la vuelta para decirles algo, pero justo dejan el baño libre. Mientras estoy dentro trato de escuchar lo que dicen.

—Me da igual que se vaya a casar. Roberto cae sí o sí. O en este bar o en la discoteca. Pero me llevo a ese bombón a casa junto a Jaime.

Antes de salir aprovecho y le mando un mensaje a Xela. Ella siempre está atenta a su móvil. Solo le digo «Salva a Roberto y a Jaime. Una loba les va a atacar. Avisa a Covi». A los segundos recibo su respuesta. «Yo me encargo».

Al salir del baño las dos me miran y les sonrío. Les muestro mi mayor, mi más amplia y falsa sonrisa. Voy hasta la barra con la cabeza bien alta, pero no veo ni a Enol ni al chico con el que había llegado. Busco entre la gente que baila a mi alrededor y no veo nada. Trato de pasar, pero cada vez somos más personas en este bar y el espacio se reduce más. En la parte que se supone que es la pista de baile o algo similar, me parece ver a Covi besando a Roberto. Espero que sea Covi porque si no se va a liar una buena. Las luces que iluminan esta parte del bar no me permiten ver bien las caras.

Una luz intermitente azul se ha quedado fija en una esquina y parece que me está enseñando algo que tenga que ver. Mi hermano se está liando con una tía con pelo largo, pelirroja al parecer con estas luces. La chica en cuestión se lo está comiendo y va a rebañar hasta los higadillos.

—Son unos cabrones. Se están liando con dos guarras. —A mi lado están las chicas que alardeaban de comerse esta noche a Enol y a mis hermanos. Tengo que ahogar una risa porque sé que hablan de Covi y parece que de Xela—. No me puedo creer que prefieran a esas viejas que a dos de veinte como nosotras.

—Una cosita, preciosas. —No me puedo quedar callada—. Las mujeres realmente somos como los buenos vinos —levanto una ceja sonriendo—, mejoramos mucho con los años.

—¿Pero a ti quién te ha dado vela en este entierro, friki? —Se miran las dos y se empiezan a reír—. Es una vieja así que se tiene que creer sus mentiras. Qué pena.

—Pero también hay mujeres que ya están avinagradas con veinte años. Id a casa antes de que vuestros padres se den cuenta de que no estáis en la cunita.

La música está tan alta que creo que no me han escuchado la última frase. Les sonrío como si les hubiera lanzado el mayor piropo del mundo. Camino entre la gente que baila y los ojos de Enol me encuentran mirándole. Niego con la cabeza sonriéndole mientras él me señala a Jaime y Roberto, que siguen dándose el atracón del siglo. Levanta las manos con el cubata en la mano mientras se muerde el labio. Trato de llegar hasta él cuando un chico me agarra del brazo.

—Tus bragas quedarían genial a los pies de mi cama, princesa. —Giro la cabeza para ver al poeta que me acaba de decir esto, completamente alucinada con su forma tan sutil de ligar—. Tú, yo, una noche de sexo como nunca has tenido. No te lo pienses, déjate llevar y te haré gritar como una gatita.

Le miro de arriba abajo. Lleva unas deportivas de colores estridentes que brillan con estas luces, un pantalón tan ajustado que ha tenido que dejar de respirar mientras se los ponía, una camiseta tan escotada que los pelos de su pecho amenazan con atacarme y, joder, lleva brillo de labios. ¿De dónde demonios se ha escapado este ejemplar?

Mi cara tiene que ser un poema. Se me acerca más creyendo que no le he escuchado o que no hablo su idioma.

—Follar conmigo es como montar en un descapotable. Te haré gritar y acabarás con el pelo enmarañado entre mis manos.

Sé que tengo la boca abierta y mostrando una mueca entremezclada de asco y asombro. Noto cómo mi ceja derecha comienza a arquearse y en unos segundos saldrá una respuesta irónica de mi boca. Pero es que me está costando procesar esta forma de ligar.

—Vamos a ver, Mister descapotable. ¿Realmente esto te funciona? —De reojo veo a Enol riéndose.

—Siempre. —Comienza a mover la lengua dentro de su boca y no sé qué está tratando de hacer. Si se está ahogando con el limón de su bebida o es que es su intento de seducción—. No sabes lo que sé hacer con la lengua. —La saca poco a poco de la boca y comienza a hacer giros con ella. Sí, mi cara es de completo y profundo asco—. Déjate llevar.

Se acerca a mí para besarme y me acabo de convertir en Neo de Matrix esquivando balas. Tengo la espalda doblada hacia atrás y el tipo está encima de mí.

A los segundos un brazo tira de mi mano. Es Enol que parece que ya ha dejado de reírse ante esta situación. Pega mi cuerpo al suyo y me besa. Pero no un beso casto para salvarme, no. Es un beso pasional al que le doy una respuesta inmediata. Abro mi boca para que su lengua pueda juguetear con la mía. Sus dedos me pegan tan fuerte a él que me hace un poco de daño en la espalda. Cuando se aparta de mí sonríe y levanta una ceja.

—Así se liga de verdad. Nada de palabras. Lo que les gusta a las mujeres son los hechos. No vas a hacer que se corra con esas frases de película porno mala.

Mira al chico y este me mira a mí sorprendido. No sé qué decir porque lo último que me esperaba era este beso.

—Buscaré otra presa más fácil. No merece la pena alguien que se hace tanto la dura.

Enol no me ha soltado y esperamos a ver cómo el chico sale del bar para empezar a reírnos.

—Gracias. Me ha dejado tan descolocada con su palabrería que no sabía qué contestarle. —El olor de Enol se me mete dentro, muy dentro. Quiero ser yo quien le devuelva el beso ahora mismo, pero me corto al tener cerca de mis hermanos.

—Un placer. Aunque esto haya espantado mi más que posible trío de esta noche. —Se acerca lentamente a mi oído—. Me tendrás que devolver el favor de alguna manera.

—Si quieres te busco otro trío. Tienes bastantes admiradoras en este local.

—Solo me interesa una. Una que lleva toda la noche enseñando un sujetador precioso, lleva unos pantalones de cuero que me muero por quitarle y va maquillada como una rockera de las buenas. —Se me instala en la cara una sonrisa estúpida de «sí, esa soy yo». Pero no quiero darle el gusto de saber que me muero por lo mismo.

—Buena suerte con ella. Me han comentado que no se rinde fácilmente ante las frases de peli porno mala.

Enol respira profundamente y me reta con la mirada. Ya no sé si todo esto están siendo alucinaciones del ron y del vodka o es que Enol se está insinuando. O yo que sé. Joder, qué complicado es todo esto. Si me hubiese pasado esto hace seis meses no tendría ningún dilema. Dos besos, cuatro revolcones y adiós muy buenas. Pero creo que empiezo de nuevo a sentir algo por él. Aunque si soy sincera, nunca he dejado de sentir ese amor de los quince años. Él para mí era el hombre perfecto. Era dulce, amable y cariñoso. Y mi gran problema es que lo sigue siendo. Sigue siendo la misma persona de la que me enamoré de adolescente.

La música empieza a provocarme dolor de cabeza, el estómago se me da la vuelta y comienzo a notar un sudor frío cayéndome por la nuca. Las luces me golpean directamente en los ojos y siento que necesito aire. Necesito un poco de aire. Sin decir nada, salgo corriendo entre la gente que aparto a empujones sin preocuparme en pedir paso. Al salir del bar cruzo a la acera de enfrente y me apoyo en la pared. Necesito realizar varios ejercicios de respiración para no caerme redonda en el suelo. La gente pasa a mi lado y parece que están aún más borrachos que yo. Miro a ambos lados y encuentro un hueco en el suelo sin restos de cristales ni de líquidos extraños. Me siento y meto la cabeza entre las piernas para relajarme.

La sensación de caída al vacío se me pasa con el aire fresco que corre, pero la sensación de tener el estómago encogido por Enol, no se va. Debería dejar de pensar en él y si o en los y si no. Él no es un tío más al que le pueda sacar un beneficio extra. No. Es demasiado bueno para ser verdad.

—¿Estás bien?

Levanto la cabeza y la frente de Enol está pegada a la mía. Me agarra de las mejillas y me aparta el pelo. Tiene el ceño fruncido y se le marcan unas adorables arrugas en el entrecejo. Sonrío afirmando con la cabeza.

—Hace mucho calor ahí dentro. El ligón me ha dejado muy tocada. —Bizqueo los ojos y escucho su risa.

—Es que cómo se le ocurre entrarte a ti de esa manera. Te juro que pensaba que le ibas a mandar a la mierda. Aunque tú eres más de las que atacan a los hombres. —Comienza a jugar con sus dedos en mis rodillas.

—La verdad es que cuando he querido algo he ido a por ello. Ya fuese un trabajo o un tío. No he esperado a que se me acercasen con frases hechas o estupideces.

—¿Alguna vez te han ligado? —Por el rabillo del ojo veo que salen del bar Xela, Jaime, Covi y Roberto. Este último me señala el bar que hay al lado y afirmo con la cabeza.

—Conscientemente no. Soy más de enamorarme de imposibles. —Frunzo los labios y me sorprendo a mí misma contestándole así.

—¿Imposibles?

—Sí, como ese modelo de Hugo Boss, el de los morros gorditos. —Trato de desviar la atención de Enol.

—¿Tú ya sabes lo que es enamorarse? —Sé que está jugando conmigo, parece que quiera escuchar de mis labios la verdad. Pero no lo va a conseguir tan fácilmente.

—Sí, sé lo que es enamorarse y que te rompan el corazón en pedacitos tan pequeños que no se puedan recomponer. Sé lo que es enamorarse de alguien que ni te ve, y que cuando te ve, se fija en otra. —Vale, tal vez me haya pasado—. No sé si me volveré a enamorar igual que la primera vez. Era una cría y esos amores no son reales.

—Son los más reales y los más puros. Después, cuando crecemos, los desvirtuamos con un montón de mierdas. Lo mejor es amar como la primera vez.

—Ya ni me acuerdo de cómo se hace eso.

—Tal vez yo pueda ayudarte. —Me agarra de la barbilla y me acerco a él. Quiero un beso, uno detrás de otro, y no parar hasta pasado mañana.

—¿Entráis u os vais a comer la boca otra vez ahí en el suelo? —Xela grita desde la puerta y vemos que nos miran todas las personas que nos rodean.

—Tu grupo te reclama. Parece que llegas tarde a la actuación.

—¿Cómo? —Le miro sin comprender qué me está diciendo. Señala el bar y escucho las primeras notas de “I was made for loving you” de Kiss.

—Vamos Paul Stanley.

Me levanta del suelo y caminamos de la mano hasta el Glass, eso me parece leer en el cartel justo antes de entrar. El local tiene luces azules y está lleno de gente. Es casi imposible entrar. Hay un humo un tanto asfixiante, pero caminamos entre todos los que se ponen en nuestro camino. Al fondo, en una zona detrás de unas columnas, veo a Covi junto a Xela llamándome con las manos. Pego botes hasta llegar donde ellas y comenzamos a cantar la canción. Está oscuro, pero sé a la perfección que los ojos de Enol están pendientes de mí. Noto cómo me queman por todo el cuerpo.

Esta noche quiero darte todo a ti en la oscuridad. Hay mucho que quiero hacer y esta noche quiero ponerla a tus pies. Porque chica, yo fui hecho para ti. Y chica, tú fuiste hecha para mí.

El Accidente de mi Vida

Capítulo 37 - La noche nos confunde

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