Teaser Monday: Todos Mis Desastres (Bilogía Mis Desastres 1) de Marta Lobo

Hoy vengo con una entrada muy especial, y es que, por cortesía de la autora, voy a desvelaros un breve fragmento de una novela increíble, llena de sentimientos, de sensaciones y de esperanza, una novela que saldrá publicada en dos días y de la que el mismo día de su lanzamiento tendréis disponible la reseña.

Tomad nota de la fecha, porque el 22 de Abril es un día para tener muy en cuenta, pero hasta entonces, espero que os guste este pequeño anticipo.

Os dejo ya con Aura y Leo en el Teaser Monday: Todos Mis Desastres de Marta Lobo.

Si os enamoran de la misma manera que me enamoraron a mi, encontraréis el enlace para la preventa al final de la entrada... y si aceptáis un consejo... no los dejéis escapar, es una novela que se queda en el corazón. 

Espero que lo disfrutéis y ver vuestros comentarios 💕

No sé cómo ni por qué motivo, pero acabamos todos desayunando en un bar cerca de Gran Vía. Cualquiera que nos vea puede pensar que somos un grupo de amigos que está terminando su noche antes de despedirse. En el local hay dos grupos más y observo la forma en que ha terminado el día. Mi hermana está sentada al lado de Bosco sonriendo.

Pero no con una sonrisa de las que suele poner cuando está incómoda cerca de un hombre. Desde su divorcio no ha dejado que ninguno se acerque a más de tres metros de ella. Ahora mismo veo que está feliz, que la noche que no quería celebrar ha terminado siendo divertida, extraña y aparentemente buena.

—A ver si no la he liado. —Leo deja una taza grande y un plato a mi lado—. Largo de café, con leche sin lactosa templada, azúcar moreno y un bollo tostado con aceite, tomate y jamón.

—Buena memoria. —Me hago a un lado para que se siente.

—Yo no me decidía entre tu delicioso bollo a la plancha o esta tortilla. —Se sienta muy cerca de mí y me observa—. ¿Puedo hacerte una proposición muy indecente?

Pego un respingo en el banco en el que estoy sentada. Siento cómo comienza a subirme calor por el pecho y sé que me acaban de salir dos coloretes en la cara que el ya escaso maquillaje no puede ocultar.

—Sé que casi no nos conocemos, que puede que sea demasiado lo que te voy a proponer, pero no puedo más. —Me agarra de la barbilla y me acerca a él.

Bueno, creo que se puede sentir el calor que sale de mi cuerpo. Acabo de ponerme nerviosa, pero nerviosa de no dar pie con bola si tengo que decir ahora mismo algo. Su dedo está demasiado cerca de mi labio inferior y al mover me hace cosquillas. Sí, hazme la proposición más indecente de mi vida y te aseguro que ahora mismo te diré que sí, Leo.

—Aura, ¿compartes tu desayuno conmigo?

Me pierdo en su mirada y creo que si me pide uno de mis riñones –o el mejor beso del mundo– le digo que sí. Sus dedos siguen en mi barbilla, tan cerca de mis labios que tengo que ahogar un suspiro en mi boca. Me da paz, no conozco de nada a este tío, pero su mirada me da paz, me transmite tranquilidad y todo a mi alrededor desaparece.

—Aura, no es complicado. Es un sí o un no. No esconde nada mi proposición. —Tira de mi barbilla y se acerca demasiado a mí.

—Tienes pinta de ser de los complicados, de los que no salen de tu cabeza en semanas, de los que aparecen de repente y desaparecen con la misma rapidez.

—Aura, no te hablo de amor. Solo es compartir un desayuno.

Vuelvo a la realidad y me siento como una idiota.

—Sí, coge lo que quieras. —Sonrío tratando de ocultar mi soberana estupidez.

—Te tomo la palabra. —Aparta su mano de mi barbilla y pone los platos entre los dos—. De amor ya hablaremos otro día.

No sé qué me pasa, pero esto es algo que no haría normalmente. No ligo, por supuesto no coqueteo y mucho menos hago proposiciones indecentes. ¿Que me encantaría besarla? Obvio. ¿Quién en su sano juicio no querría hacerlo? Es divertida –lo poco que la conozco–, tiene unos ojos llenos de vida, una sonrisa arrebatadora y unas curvas en las que perdería mis dedos y mis labios.

—Como no le metas mano, no quedará nada. —Aura señala con sus ojos los platos. Creo que me he quedado unos minutos en mi mundo. [...]

[...] La verdad es que no me imaginaba que nuestra noche fuese a terminar así. Paseamos por Gran Vía mientras amanece.

Estamos a primeros de mayo y comenzamos a notar ya la verdadera primavera. Ninguna dice nada mientras nos acercamos al cruce en el que se encuentra la calle de mi piso.

Puedo observar que Raquel y Juanjo se ríen de algo, Bosco camina al lado de mi hermana y juraría haber visto cómo sus manos se rozan.

—Nos separamos aquí. —Aura ladea su cabeza.

—¿Vives por aquí?

—Eres Nacional o Civil, aún no lo tengo demasiado claro. Seguro que tienes forma de saberlo, pero no voy a ser yo quien te diga nada. —Aura, que se te ve el plumero.

—¿Quieres volver a verme? —Leo se acerca a mí

—Yo no he dicho eso. —Aprieto los labios.

—Entonces no quieres.

—No voy a entrar en este juego, Leo. Buenos días.

Sin pensármelo le doy un beso en la mejilla y me alejo de él, pero antes de separarnos, tira de mi muñeca, me pega a él, con su mano libre me aparta del cuello unos mechones de mi pelo que se han salido de la peluca y se acerca decidido a mí… a mi boca… Joder, ¿va a hacerlo?

Siento cómo sus dedos se clavan en mi cintura, mi cuerpo tiembla y mi piel se eriza bajo ellos.

Me lamo los labios y… Señor, pero ¿qué clase de tortura es esta, joder? Si me va a besar que lo haga ya, si no lo va a hacer que no lo haga ya. Esquiva mi boca y pega su mejilla a la mía para empezar a susurrarme con esa voz cálida y caliente que tiene.

—Hay una cala de agua cristalina en Almería, treinta metros de arena fina, sin gente, sin ruido, sin ropa…

Sus palabras me obligan a cerrar los ojos y una de mis manos se agarra a su brazo y aprieto fuertemente mis piernas mientras cierro los ojos.

—Ya hemos compartido una noche y un desayuno delicioso. Lo siguiente será un día entero. —Pega sus labios a mi mejilla, demasiado cerca de mi boca—. Yo sí te daría el placer que te mereces. Buenos días, Aura.

Me cuesta respirar y siento que la cabeza me da vueltas. Abro los ojos y veo cómo Leo –y su más que fantástico culo– camina por Gran Vía en dirección a Plaza España. El sol está iluminando ya el cielo de Madrid y antes de que los tres desaparezcan a la izquierda en una de las calles, Leo se gira, me mira, me guiña un ojo y sonríe.

Aura, estás jodida.

Todos Mis Desastres - Marta Lobo

Capítulo 6: Hoy voy a sonreir 

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